Recibiendo el interés de las participantes de los semilleros anteriores, que se centraron
en la ejecución del tambor alegre, se planteó la necesidad de explorar otros instrumentos de las músicas
tradicionales del Caribe colombiano. Así, se decidió incorporar las maracas en el repertorio de aprendizaje.
Para este propósito, se contó con la colaboración de Laura Gómez, licenciada en educación y participante
de la colectiva. En este nuevo espacio, se facilitó el aprendizaje de las maracas siguiendo una estructura similar
a la del taller anterior. En una primera etapa, se realizó el reconocimiento del cuerpo y la dinámica de la
comunidad. Posteriormente, se profundizó en la explicación de las músicas del Caribe colombiano,
diferenciando entre sus diversos ritmos.
El taller contó con la participación de aproximadamente 15 mujeres con variadas características
sociodemográficas e identidades, así como de diferentes edades. Este espacio continuó siendo un lugar seguro
para la expresión artística, el acompañamiento emocional y el descubrimiento personal a través de la música.
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